martes, 24 de septiembre de 2013

Libro 16. Rilla la de Engleside. L.M. Montgomery

11434_libroPues por fin! terminé esta saga y debo decir que este creo que es el que más me gustó, esta vez Rilla, la hija menor de Anne es la que nos cuenta como va la vida durante la guerra, los chicos se enrolan en el ejercito y las mujeres van de voluntarias a la cruz roja, la vida deja atrás toda la magia que vivieron en el valle del arcoíris y deben crecer muy rápido… demasiado…
ahora ya no hay bailes, vestidos, sombreros… las preocupaciones rondan al racionamiento y a la vida de los seres queridos que están en las trincheras, cada carta es un suspiro de tranquilidad que se evapora con cada titular de los periódicos, es difícil, y Rilla tiene que crecer y esconder sus pequeñas alegrías para concordar con el ambiente general…
debo confesar que sufrí con este libro… yo también esperaba cada carta para saber que los chicos seguían vivos… aunque perdimos a uno y sentí una punzada en el corazón… la historia de ese perrito fiel esperando el regreso de su amo me sacó mas de una lagrima…
y así termina mi aventura con la familia Blythe, ya que llegamos al final de la saga,.. aunque creo que me hubiera gustado un tomo mas para saber el destino de Anne, después de que los chicos se van y hacen sus vidas, yo supongo que vivió una vida tranquila y apacible y tuvo una muerte llena de magia y color… pero me hubiera gustado leerlo…
Ahora estoy lista para embarcarme en otra mágica aventura… una nueva saga… ya les contaré..
cuotes:
- Su primera juventud ya pasó y está prácticamente sola en el mundo. Este nuevo amor es algo tan maravilloso para ella que pienso que no se atreve a creer en él, no del todo. Se desesperó cuando hubo que posponer la boda aunque no fue culpa del señor Grant.
-Ahora estaba tendido junto al muchacho, con el hocico contra su brazo, golpeando la cola contra el suelo, extasiados, cada vez que Walter lo acariciaba. Lunes no era collie ni setter ni sabueso ni pertenecía a la raza de Newfoundland. Era, como decía Jem, “raza perro” y bien feo a juzgar por los comentarios de los maliciosos. No había duda de que su aspecto no era su fuerte. Tenía manchas negras desparramadas al azar sobre un pelo amarillento y una de esas manchas le borraba un ojo. Tenía las orejas hechas harapos porque nunca salía bien parado en cuestiones de honor. Pero tenía un talismán. Sabía que no todos los perros pueden ser apuestos, elocuentes o victoriosos pero que, aunque no sean ninguna de esas cosas, todos tienen capacidad de cariño. Dentro de su poco atractivo pellejo latía el corazón mas fiel, afectuoso y leal que haya tenido cualquier perro; y de sus ojos brotaba algo parecido al alma.
- Una vez me dijeron que los mejores años de una mujer son de los quince a los diecinueve. Yo pienso hacerlos estupendos, llenos de diversión.
- Es cierto que no perdí un marido: solamente perdí al hombre que hubiera sido mi marido. No perdí un hijo: solamente los hijos que podría haber tenido… los que ahora jamás tendré.
- Creo que de todos modos nunca seré demasiado mujer como para no sentirme reconfortada por los abrazos de mamá.
- Si se convirtiera en un buen hombre, comprendería las terribles cosas que ha hecho y se sentiría tan mal por eso que sería mas infeliz de lo que podría ser de cualquiera otra forma. Sufriría, se sentiría muy pero muy mal… y seguiría sintiéndose así para siempre… si, lo convertiría en un buen hombre: es lo que se merece.
- La confianza, el cariño y la lealtad son dones preciosos, cualquiera sea el sitio donde los encontremos. El afecto de este perrito es un tesoro.

1 comentario:

  1. ahhh no he terminado con ana de las tejas verdes y aquí ya me estás hablando de los hijos de Anne....¡lo que me he perdido!
    un beso,
    Ale.

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