Uno mas a la lista, y uno
menos de esta saga.
Después del anterior “Ana
de los álamos ventosos” que no me gustó mucho que digamos.. me la pensé un poco
para agarrar este libro, pero el titulo me atrapó… “Ana y la casa de los sueños”
y dije bueno va…
Este libro si me gustó! La
autora volvió a su estilo habitual y me atrapó nuevamente… y también investigue
y resulta q el libro anterior fue escrito después de que terminaron la saga…
como una especie de puente para enlazar los libros y para llenar un vacío que había
en la vida de Ana… así es que como que la autora se lo echó así nomas y como
que no le echó tanto feeling
Pues esta vez por fin Ana
y Gilbert se casan y se van a vivir a su casa de los sueños, una pequeña casita
en medio de un bosque con todo lo que había soñado Ana, allí conoce amigos a
los que con su amistad les cambia la vida y tiene sus dos primeros hijos, su
primera hija Joy muere el día de su nacimiento lo que se traduce en que
sobreprotegen a su segundo hijo…
Lo que más me llamó la atención
del libro fue que las referencia a que
Ana está embarazada son muy graciosas… en si nunca dicen que está embarazada
hasta “que un rayo de luz ilumina la casa”
Me encantó el concepto de
la casa de los sueños… tanto que creo que lo voy a adoptar…
Citas:
“—No permitas que lo que
diga la señora de Harmon te preocupe —dijo Diana con la serena actitud de quien
lleva cuatro años casada—. La vida de casada tiene sus altibajos, por supuesto.
No esperes que todo vaya siempre a las mil maravillas. Pero te aseguro, Ana,
que es una vida feliz si estás casada con el hombre que quieres.”
“Pero fue una muy feliz y
hermosa novia la que bajó las viejas escaleras cubiertas de alfombras tejidas
en casa, aquel mediodía de septiembre: la primera novia de Tejas Verdes,
esbelta y de ojos brillantes bajo su velo de novia, con los brazos llenos de
rosas. Gilbert, que la esperaba abajo, en la sala, la miró con ojos rebosantes
de adoración. Por fin era suya aquella Ana evasiva, tanto tiempo ansiada,
ganada tras años de paciente espera. Hacia él venía, en la dulce entrega de una
novia. ¿La merecía? ¿Podría hacerla todo lo feliz que quería? Si le fallaba, si
no podía llegar a ser todo lo que ella esperaba de un hombre... Entonces ella
tendió la mano, sus ojos se encontraron y todas sus dudas se desvanecieron y se
convirtieron en una gozosa certidumbre. Se pertenecían el uno al otro y, fuera
lo que fuere lo que les deparara la vida, nada cambiaría eso. La felicidad de
cada uno estaba en manos del otro y ninguno de los dos tenía ningún temor.”
“No me gustaban mucho los
gatos hasta que encontré a Segundo Oficial —comentó, con el acompañamiento del
sonoro ronroneo del gato—. Le salvé la vida y, cuando se salva la vida de
alguien, es obligado quererlo. Es casi como dar vida. Hay gente muy
desconsiderada en el mundo, señora Blythe. Algunos de los de la ciudad, que
tienen casas de verano en el puerto, son tan desconsiderados que llegan a ser
crueles. Es la peor clase de crueldad, la de los que no piensan. Uno no puede
contra ella. Tienen gatitos en el verano, los alimentan, los miman y los
adornan con cintas y collares. Y después, en el otoño, se van y los dejan que
se mueran de hambre o de frío. Me hace hervir la sangre, señora Blythe. Un día
del invierno pasado, encontré a una gatita mamá muerta en la costa, sobre los
cuerpos, que eran piel y huesos, de sus tres gatitos. Había muerto tratando de
protegerlos. Tenía las patitas rígidas alrededor de ellos. Lloré, Señor.
Después insulté. Y me traje los gatitos a casa, los alimenté y les encontré
buenos hogares. Yo conocía a la mujer que había abandonado la gata y, cuando
volvió este verano, fui al puerto y le dije lo que opinaba de ella. Era meterme
en la vida ajena, pero me gusta meterme cuando se trata de una buena causa”
“—No necesito del fuego
para leer vuestro futuro —dijo—. Veo felicidad para todos: para Leslie y el
señor Ford, para el doctor y la señora Blythe, y el pequeño Jem, y para los
niños que todavía no han nacido pero ya nacerán. Felicidad para todos, aunque
pienso que también habrá problemas, preocupaciones y penas. Van a llegar, y no
hay casa, ya sea un palacio o una casita de los sueños, que pueda ahuyentarlos.
Pero, si os enfrentáis juntos con amor y confianza, no ganarán. Podréis capear
cualquier tormenta con estos dos compañeros a guisa de brújula y timonel.”
“—Sabes que vas a querer esa casa de Glen cuando
hayas vivido en ella lo suficiente para tener queridos recuerdos tejidos en
ella —le dijo Leslie—. Allí irán amigos, como han venido aquí, la felicidad la
glorificará para ti. Ahora no es más que una casa, pero los años la convertirán
en tu hogar”