lunes, 28 de abril de 2014

Libro 23. La isla bajo el mar. Isabel Allende.

isla
sinopsis
Esta es la historia de Zarité, una muchacha mulata que a los nueve años es vendida como esclava al francés Valmorain, dueño de una de las más importantes plantaciones de azúcar de la isla de Santo Domingo. A lo largo de la novela viviremos cuarenta años de la vida de Zarité y lo que representó la explotación de esclavos en la isla en el siglo XVIII, sus condiciones de vida y cómo lucharon para conseguir la libertad.
como siempre Isabel Allende no me defraudó y en esta ocasión me llevó a Haití a ver como vivían los esclavos y como lucharon por su libertad, súper fácil de leer, me gustó como esta narrado y después le da voz a la propia Zarité para que cuente la historia desde su punto de vista, momentos desgarradores al escucharla como se pregunta a si misma el porqué los blancos anulan sus sentimientos, porqué los tratan peor que animales y ver como en muchas ocasiones los esclavos demuestran mas humanidad que los blancos.
Una lucha por la libertad hasta el fin…. me gustó bastante!!

sábado, 12 de abril de 2014

Libro 22. La imaginación descontrolada de Olivia Joules. Helen Fielding.

sinopsis:
La periodista londinense Olivia Joules está harta de escribir sobre temas frívolos: productos de belleza, anticelulíticos, últimas tendencias de la moda, sexo en la oficina. No es que Olivia no sea capaz de realizar artículos «serios»: simplemente, a los ojos de su redactor jefe, tiene demasiada imaginación. Hasta que un día, sin comerlo ni beberlo. un artículo sobre una crema facial la conduce hasta Miami, donde el director de la empresa cosmética Pierre Ferramo intenta seducirla. Pero el sospechoso deje árabe que la periodista descubre en el acento de Ferramo y su asombroso parecido con Osama Bin Laden, terminará convirtiendo su artículo en una investigación al más puro estilo Bond, en la que dando rienda suelta a su hiperactiva imaginación, Olivia descubrirá un complot terrorista. Al-Qaeda. Los servicios secretos británicos y el FBI son algunos de los compañeros de viaje de la intrépida periodista en Miami, el Caribe, el desierto de Arabia y en una desternillante ceremonia de los Oscar. Déjate llevar por las avasalladoras peripecias de Olivia Joules, una heroína del siglo XXI que se enfrenta con decisión e ingenio -y cualquier arma- a las fuerzas del mal.

Este libro es de la misma autora de Bridget Jones, me ha gustado bastante… sigue un formato algo parecido, en cuanto a la protagonista si vi varios reflejos parecidos, pero me ha gustado bastante, se me hizo muy divertido y entretenido, es de esos libros en que tiene bastantes vueltas del destino muy inverosímiles y la que empezó como una sencilla periodista terminó siendo una espía internacional que hasta fue ayudada por Brad Pitt en los premios de la academia después de matar a Osama Bin Laden… aja! ven lo que les digo?
muy divertido y recomendable para un día de ocio… así dominguero…
cuotes:
+ Ya me entiende, todo es causa y efecto. Cada vez que ocurre algo se debe al resto de cosas que suceden en el mundo. Siempre que toma una decisión no podría haber hecho nada más porque usted es quien es y porque todo lo que ha ocurrido hasta entonces la ha llevado a escoger esa opción. Por eso arrepentirse no tiene sentido.
+ A renglón seguido agregó la nueva regla aprendida de Elsie: 15) No te arrepientas de nada. Recuerda que no podía ocurrir otra cosa, ya que, en ese momento, tú eres la que eres y el mundo está como está. Aprende del pasado, puesto que solo puedes cambiar el presente.
+ «La clave del éxito radica en la manera en que te recuperas del fracaso».
+ Nunca te dejes dominar por el pánico. Haz un alto, respira y piensa.
Nada es tan malo ni tan bueno como parece.
Cuando veas que se acerca un desastre piensa: «¡Joder!».
La clave del éxito radica en la manera en que te recuperas de un fracaso.
+ «Nada es tan malo ni tan bueno como parece. Mira el lado positivo de la situación y, si no funciona, búscale la parte divertida.»

miércoles, 9 de abril de 2014

Libro 21. ¡Muuu!. David Safier.


sinopsis:
Muuu!, de David Safier, autor de otras obras de la narrativa de humor como Jesús me quiere o Una familia feliz, es una divertidísima fábula protagonizada, al igual que Maldito karma, por animales; y con los mismos ingredientes que hicieron de esta novela un éxito: optimismo y mucho sentido del humor.
¡Muuu! es un a divertidísima novela protagonizada por una heroína conmovedora que lucha por hacer realidad sus sueños: la felicidad y el amor. David Safier es todo un fenómeno literario. Lolle, una vaca del norte de Alemania, pasa por una etapa bastante mala: no sólo ha descubierto que su queridísimo toro Champion la engaña con esa vaca idiota de Susi. No, además se ha enterado de que el agricultor quiere vender la finca y que todas las vacas del rebaño acabarán entre dos rebanadas de pan. Pero aún hay esperanza. Un gato italiano de mundo le dice que existe un paraíso para las vacas: ¡la India! De manera que Lolle decide poner pies en polvorosa esa misma noche con sus dos mejores amigas y emprender el peligroso viaje hacia la tierra prometida.
Situaciones delirante y una particular filosofía de la vida.
«Ni Platón ni Prozac: David Safier propone carcajadas para los malos tiempos». La Vanguardia.
«Nada de filosofía sesuda y tampoco pastillas de la felicidad. La fórmula que el escritor alemán David Safier está demostrando que funciona es la de abordar, con unas buenas risas, los problemas que nos quitan el sueño hoy en día: la familia, el desamor, las crisis de fe… » Telecinco.es
David Safier se ha convertido en uno de mis autores favoritos! me encantan sus libros! se me hacen tan hilarantes, divertidos y que nunca sé lo que va a pasar.
en esta ocasion vemos la vida desde los ojos de una vaca y su manada, y me rei mucho al ver las conclusiones que sacan de la forma en que vivimos los humanos jaja, me parecio bastante gracioso, aunque si bien es cierto debo reconocer que no es el mejor de sus libros pero aun asi tiene su toque, y al final…. las vacas tambien buscan la felicidad….
cuotes:
+ Con todas mis fuerzas le estampé las patas traseras en el bajo vientre. Dejó caer la escopeta, se dobló por la mitad y exclamó:
—¡Ayyyyy! ¡Qué dolor de huevos!
Se me pasaron muchas preguntas por la cabeza: ¿dónde llevaba los huevos el ganadero? Al fin y al cabo no era una gallina. Y ¿cómo era posible que los huevos sintieran dolor? Y, sobre todo, ¿no sería mejor que dejase de hacerme preguntas —teniendo en cuenta que podía coger la escopeta en cualquier momento— y echara a correr sin más?
+ ¿Qué decía la abuelita Hamm-Hamm? —quise saber.
—Seguridad, felicidad y amor... Todo ello está en ti.
Miré en mi interior: aparte de la extraña sensación en la zona pélvica, por desgracia no encontré demasiado... Y ciertamente nada de felicidad
+ Rabanito dejó de llorar de golpe, resopló hondo y afirmó:
—Tenemos suerte, y deberíamos disfrutarla.
Nos quedamos tan sorprendidos que también nosotros nos enjugamos las lágrimas.
Conque eso era la felicidad.
El hecho de estar vivo.
Así de sencillo
+ Lloró y lloró en mi piel, y yo lo dejé hacer con mucho gusto. En ese momento comprendí que no era fácil que la felicidad durara, pero que la infelicidad se quedaba para siempre. Si el amor era una porquería, la infelicidad era una auténtica porquería.
+ —Para las personas il dinero è más importante que la comida, la bebida, el amore y el sexo.
—¿Por qué? —quise saber, perpleja.
—Perque con él consiguen comida, bebida, amore y sexo
+ —Creo que preferiría seguirte a ti.
Y esbozó una sonrisa encantadora. Puede que en ese momento incluso me hubiera alegrado, pero a fin de cuentas se trataba de Champion, y sabía que después de una frase así de bonita sólo había que contar hasta tres para que soltara alguna estupidez. De manera que comencé a contar para mí: Uno... Dos... Tres...
—Porque si te siguiera a ti —añadió risueño Champion— te vería ese culo tan bonito.
Ay, era tan previsible.
+ Y es que a veces las ilusiones deparan más alegría que la realidad.
+ —Porque en el fondo creo que podemos ser felices juntos. Y con «podemos» me refiero también a ti. Pero siempre te interpones, porque buscas la perfección: el paraíso perfecto, el toro perfecto, que evidentemente no soy yo...
—Evidentemente... —repetí con cierta obstinación aún.
—Lo bueno no es el enemigo de lo mejor, sino lo mejor de lo bueno.
De algún modo no me hacía gracia cuando hablaba con tanta sensatez. Y seguía:
—Cuando uno sólo busca lo mejor, no disfruta de lo bueno que tiene.
Tenía sentido
+ Ambas eran felices y ya no se peleaban. De manera que las discusiones pasadas no tenían su origen en el hecho de que fuesen tan distintas, sino en que las dos eran infelices y lo pagaban con los demás-
+ Rabanito la quería, y se alegraba desinteresadamente de que fuera feliz, tanto si Hilde le correspondía como si no. Rabanito no buscaba la perfección, sino que era feliz con lo bueno.
+ No puedes acudir siempre a Naia para protestar por todo.
—¿Por qué no?
—Porque cada cual es responsable de su propia felicidad.
+ Sin embargo, la ternera blanca escuchaba a su madre con gran atención, y de ese modo ya de pequeña aprendió algo que a sus valientes protectores les costó media vida comprender: la felicidad les llega a quienes cogen la vida por los cuernos.



















lunes, 7 de abril de 2014

Libro 20. Isabel la reina: El tiempo de la siembra. Ángeles de Irrisarri.


sinopsis:
Isabel, la reina II: Nadie duda de que Isabel la Católica ha sido una de las figuras más poderosas de su tiempo. Una reina que extendió las fronteras de España hasta los límites extremos de la tierra. Una soberana capaz de imponer su voz en un mundo de hombres. Todos conocemos a la reina, pero no a la mujer, a la gran dama que se esconde tras ese semblante austero. A esa persona capaz de albergar los sentimientos más divinos y las pasiones más terrenales. En El tiempo de la siembra continúa la hermosa historia de Isabel, que ya empezó con Las hijas de la luna roja. Historia e imaginación andan de la mano para contarnos la vida de una mujer... de armas tomar. En este segundo tomo de la trilogía, de Isabel la Católica y de las tres doncellas que nacieron con ella un hermosa tarde de abril de 1451, asistiremos a la coronación de Isabel y Fernando en Segovia, pero también disfrutaremos de las aventuras sentimentales de Juan y Leonor, las dos gemelas nacidas en Ávila, sin olvidar a la entrañable Mari de Abando, una hechicera sabia y buena conocedora del alma humana.
El segundo de la saga de está reina española! me gustó bastante, me gusta como se entrelaza la historia con las de las condesas mancas y la otra chica bruja… y para confesarles la verdad es que lo que mas me ha mantenido pegada al libro es la curiosidad de saber que las liga a ellas y hasta donde va a llegar sus vidas paralelas, me entretuvo bastante al leer sobre algunos remedios que se usaban en la antigüedad.
El libro esta bueno a secas, esta pequeñito y tiene varias referencias históricas así es que algo se aprende…
cuotes:
+ E se juntaron las gentes de los grandes linajes e decidieron servir, los más, a don Fernando. A don Fernando, en primer lugar, puesto que era varón, y servirle a él llevaba implícito obligarse con su esposa con el mismo celo o más si cabe, pero como esposa, nunca como reina propietaria, aunque lo fuera por nacimiento. En razón de que las mujeres no pueden reinar y deben ceder sus derechos a los maridos, pues por su natura femenina son volubles e inconstantes y las más de las veces lo enredan todo. A más, que tienen hijos y no pueden mandar los ejércitos ni hacer la guerra.
+ Las cuatro vinimos al mundo el veintidós de abril de mil cuatrocientos cincuenta y uno, pero ¿a qué hora nacisteis, señoras? —preguntó María, dejando la porfía que hubiera podido entablar con la marquesa.
—Yo, después de mediodía —dijo la reina.
—Nosotras también —hablaron las marquesas.
—Yo también —añadió María—. Sepan sus señorías que la luna llena de abril lucía espléndida, roja, roja, e que yo y, de consecuente, sus mercedes, nacimos bajo una luna que trae felicidades...
—¡Vaya felicidades que trae esa luna; mi hermana y yo vinimos mancas! —terció Juana con tristeza en la voz.
—A vuesas mercedes les comió un perro las manos, ¿no es eso lo que se dice?
—¡Es falso! Allí había mil criadas que no hubieran dejado acercarse a un perro al lecho de nuestra madre, ni menos que fuera dañino o desconocido... —explicó Leonor.
—Pues entraría alguno en un descuido dellas, hambriento además... ¿No trajisteis sangre en los brazos? —sostenía María de Abando con vehemencia. Pero las otras negaban con la cabeza:
—En el vientre de su madre no pudo sucederles nada a estas damas. Lo más posible es que se distrajeran las sirvientas y que, una vez nacidas, las hiriera un animal o un hombre, algún malvado, pues que dices que traían sangre fresca en el brazo —sostenía la reina.
—Oh, alteza, yo he visto nacer monstruos... Una niña con dos cabezas... Dos niños juntos imposibles de separar... —mentía María quizá para darse importancia, aunque oír lo había oído.
—Oye, ¿eres bruja? —preguntó la soberana a María.
—Yo, señora, hago ensalmos para sanar las imaginaciones que produce la mente, curo heridas de sangre, alivio enfermedades, cato en agua clara, vendo alegrías y amores, pero magias no hago, no.
—¿E cómo sabes lo de la luna roja de abril?
—Porque mirando el cielo en abril se ve la luna, alteza, espléndida, mucho más grande y luciente que en otras épocas del año...
—¿E los hijos de la luna roja de abril son bienaventurados?
—¡Sí, señora!
—¡Eres una embaucadora, María! ¿Cómo nosotras somos bienaventuradas?
—Lo sois. ¿No os han criado unas sirvientas que os han guardado de todo mal y que os quieren como a sus hijas? E cuando erais púberes, ¿no tornó de Italia vuestra señora abuela para encarrilaros la vida? A pesar de vuestra orfandad, ¿no habéis mantenido vuestros títulos de nobleza y dineros? ¿Vuestra manquedad os impide ir por el mundo con la cabeza bien alta? ¿Habéis pasado hambre alguna vez? ¿No? Pues sois muy afortunadas, señoras...
—E yo, María, ¿soy afortunada? —demandó la reina.
—Mucho, alteza, mucho... ¿Qué hombre o mujer daba una higa, y perdonad, porque vos ocupaseis el trono? Sois reina de Castilla y Aragón...Tenéis dos hijos, un marido que os ama y os respeta y un pueblo que rompe en vítores a vuestro paso...
—¡Es cierto lo que dice María! —sostuvo con viveza la soberana, y las marquesas se guardaron de contradecir tal aseveración.

viernes, 4 de abril de 2014

Libro 19. Bridget Jones, Loca por él. Helen Fielding.

Portada no disponible
sinopsis:
Bridget se ha hecho mayor, pero su vida sigue siendo igual de complicada y divertida que siempre. Pero ahora, además, está enganchada a las redes sociales, es madre y...¡sigue loquita por los hombres! Risas, lágrimas, sorpresas, compasión... Bridget Jones ha sido un icono generacional para muchas mujeres que se han sentido muy identificadas con este personaje que, trece años después, regresa para conquistar el corazón de nuevas lectoras y hacer las delicias de sus seguidores que, esperaban con ganas nuevas aventuras de esta heroína. Su vida ha cambiado, pero ella sigue siendo la misma: caótica, divertida, entrañable, loca, siempre a dieta.... En esta nueva entrega, Bridget Jones. Loca por él, la patosa treintañera es una cincuentona viuda y con dos hijos que se lamenta de los horrores de la vida moderna: es adicta a Twitter pero no tiene seguidores, no consigue entrar en los pantalones de pitillo que todo el mundo lleva... ¡Pero sigue escribiendo un diario! Además, se ha enamorado de un joven treintañero al que ha conocido por Internet.
el nuevo libro de este personaje, recientemente publicado, me gustó, me entretuvo… ver como la misma bridget se enfrenta a este nuevo mundo buscando el amor…
Odie que muriera Darcy… pero pues tenia que ser así para que Bridget volviera a las andadas….
es entretenido, no prescindible, creo que el primero es el mejor… no es un libro que cambió mi vida o me haya dejado alguna enseñanza importante…. pero al fin y al cabo me ha gustado tanto como para leérmelo enterito.

miércoles, 2 de abril de 2014

Libro 18. Buenas Esposas. Louisa May Alcott.


No encontré la sinopsis de este libro pero es la segunda parte de “mujercitas” y me ha encantado! es un libro hermosísimo que tocó profundamente mi corazón, me hizo sentir muchísimas emociones, sentí dolor y coraje cuando Jo bateó a Laurie, pero me reconcilie con Amy que nunca me cayó muy bien que digamos jajaja y la Sra March! wow! que señora tan admirable! lloré como magdalena cuando murió Beth y cada vez que la recordaban yo también sentía melancolía y un nudo en la garganta!
los últimos capítulos me la pase llorando ante tanta belleza! como Meg recuperó a su marido gracias al sabio consejo de su mamá y todo el romance de jo y el profesor y la parte cuando ella le dice que sus manos ya no están vacías (una de mis escenas favoritas en la peli) me hicieron estallar de emoción.
es un libro increíble! un verdadero ejemplo de una familia feliz, aceptando las naturalezas de cada uno de sus miembros y sin caer en la cursilería excesiva! definitivamente uno de mis favoritos y que atesoraré en mi corazón y apuesto a que lo releeré varias veces!
cuotes:
+Jhon era un hombre manso pero era también humano, y después de un largo día de trabajo, venir a casa con hambre, cansado y lleno de esperanzas y encontrarse la casa hecha un caos, la mesa vacía y una esposa histérica no son incentivos para la serenidad de ánimo o de modales.
+Josefina March, ¡tu testarudez es como para provocar a un santo! Me imagino que no querrás salir a hacer visitas con esa facha —gritó Amy contemplándola azorada.
—¿Y por qué no? Estoy limpia, fresca y cómoda y mi vestimenta es perfectamente adecuada para hacer largas caminatas por los senderos polvorientos con este día de calor. Si la gente se fija más en mi ropa que en mí misma, no tengo el menor interés en visitarlos. Tú puedes empaquetarte por las dos y ponerte tan elegante como desees; a ti te sienta bien eso; a mí no, y los firuletes y adornos sólo consiguen fastidiarme.
+Así partió Amy a encontrar el viejo mundo, que siempre aparece joven y hermoso a los ojos jóvenes, mientras su padre y su amigo la miraban desde tierra deseando con fervor que no encontrase a su paso más que buena suerte.
+¡Ah, Jo querida, las madres pueden diferir mucho en sus «manejos», como tú les llamas, pero la esperanza es siempre la misma en todas: el deseo de ver a sus hijos felices! Meg lo es y yo estoy contenta de su éxito. A ti te dejo que disfrutes de tu libertad hasta que te canses de ella, pues sólo entonces vas a descubrir que hay algo más dulce en la vida.
+ Está fuera todo el día, naturalmente, y por la noche, cuando quiero estar con él, se va continuamente a casa de los Scott. No es justo que yo tenga que hacer todo el trabajo más difícil y que no me divierta nunca. Los hombres son todos unos egoístas, aun los mejores.
—También lo son las mujeres; no le eches la culpa a Juan hasta no saber en qué fallaste tú.
—Pero no puede estar bien que él me desatienda.
—¿Acaso no lo desatiendes tú a él?
—Pero, mamá, yo creía que te pondrías de mi lado...
—Y así es en cuanto a lamentar todo esto, pero creo que la culpa es tuya, Meg.
—No veo en qué he podido fallar yo.
—Permíteme que te lo señale, querida: ¿Acaso Juan te desatendió —como, tú dices— cuando te hacías la obligación de ofrecerle tu compañía por las noches, que son sus únicas horas libres?
—No, es verdad; pero ¿como puedo seguir haciéndolo  con dos bebés que cuidar?
—Me parece que sí podrías... y es más, creo que debes hacerlo. ¿Quieres que te hable con entera libertad? Quiero que recuerdes que se trata de la mamá que te censura tanto como la que te compadece.
—Ya lo creo, mamá. Háblame, te lo ruego, como si se tratara de Meg cuando chica. A menudo pienso que cuando más necesito que me enseñen es ahora que estos pergeños dependen de mí para todo.
—No has cometido mayor error, querida Meg, que el de tantas jóvenes esposas: olvidar tus deberes para con tu marido en el amor de tus hijos. Un error muy natural y perdonable, pero que es mejor corregir y remediar antes de que tú y John tomen cada uno por distinto camino, porque los hijos deben unirlos más estrechamente que nunca en lugar de separarlos como si fuesen únicamente tuyos y que Juan no tuviese otra cosa que hacer que mantenerlos. Lo vengo viendo desde hace varias semanas, pero no quise decir nada porque estaba segura de que todo se arreglaría con el tiempo.
—Me parece que no, mamá. Si ahora le pido a John que no salga creerá que estoy celosa, y no quiero hacerle semejante insulto. Él no se da cuenta de que lo necesito y no sé cómo hacérselo saber sin palabras.
—Hazle la casa tan agradable que no le den ganas de salir. Estoy segura que tu Juan está anhelando su hogar, pero sin ti no es tal hogar y tú estás siempre en la «nursery».
—¿Acaso no es mi deber estar ahí?
—No todo el tiempo; el demasiado encierro te pone nerviosa y entonces no estás buena para nada.
Pero más importante aún es el hecho de que te debes a John, además de a los nenes. No descuides al marido por los hijos y no le cierres a él las puertas de la «nursery», sino que debes enseñarle el modo de ayudarte respecto a los niños. Su lugar es allí igual que el tuyo y los chicos lo necesitan también a él; déjale sentirse parte de todo ese mundo y ¡verás cómo todo va mejor para ustedes cuando eso ocurra!
¿Lo crees así, madre?
—Lo sé positivamente, Meg, pues cuando tú y Jo eran chicas hice lo mismo que tú ahora. Tu pobre padre se dedicó a sus libros, después de haberle rechazado todo ofrecimiento de ayuda. Me dejó que probara sola mi experimento. Luché todo lo que pude, pero Jo era un caso difícil, y casi la echo a perder consintiéndola demasiado. Tú no eras muy fuerte y yo me preocupaba tanto por tu salud que casi me enfermo yo. Ahí fue que papá vino en mi ayuda y me salvó, manejando con calma las cosas y haciéndose tan indispensable que yo me percaté de mi error y nunca más he podido pasarme sin él. Ése es el secreto de la felicidad de nuestro hogar: él no permite que su trabajo le enajene los pequeños cuidados y deberes que nos afectan a todos, y por mi parte trato de que las preocupaciones domésticas no destruyan mi interés por sus empresas. Cada uno realiza su papel solo en muchas cosas, pero en casa obramos siempre juntos.
—Así es, mamá. Ojalá pudiese yo ser para mi marido y mis hijos lo que tú has sido para los tuyos.
Enséñame cómo proceder y voy a hacer todo cuanto me indiques.
—Siempre fuiste dócil, Meg; ¡así me gusta! Bueno, la cuestión es que Juan tenga más que ver con el manejo de Demi, por ejemplo, pues un varón necesita una formación especial y nunca es demasiado pronto para empezarla. Luego, si yo estuviese en tu lugar, haría lo que te he propuesto tantas veces: dejar que venga Ana a ayudarte; sabes que es una niñera excelente y puedes confiarle los chicos sin temor mientras tú haces más del trabajo de la casa, pues te está haciendo falta el ejercicio. Para Ana será un descanso y Juan recobrará a su mujer. Tienes que salir más para mantenerte alegre, ya que siempre debes ser portadora de alegría a la familia, y no la habrá si tú estás triste. Además, querida, trata de interesarte por cualquier cosa que concierna a John... conversa con él... deja que él te lea... intercambien ideas... no cometas el error de encerrarte en un estuche porque seas mujer sino que debes interesarte por todo lo que pasa y educarte para tomar parte en la obra del mundo, pues todo cuanto sucede os afecta a ti y a los tuyos.
—¡Juan es tan inteligente! Tengo miedo de que me crea estúpida si le hago preguntas sobre política y esas cosas.
—No lo creo... El amor cubre montones de faltas, y ¿a quién podrías preguntar nada con mayor libertad que a él? Prueba, y ¡verás si no encuentra Juan tu compañía más agradable que las cenas de la señora de Scott!
+Prueba, por lo menos. No tienes por qué encogerte de hombros como diciendo que yo no sé nada de esas cosas. No pretendo saber mucho de la vida, pero soy observadora y veo mucho más de lo que tú te imaginas: ama a Jo todos los días de tu vida si así lo quieres, pero no dejes que eso arruine tu vida, pues es una picardía echar a rodar tantas dotes como tú posees únicamente porque no puedes obtener una sola cosa que se te niega.
+ Remaba bien como hacía tantas otras cosas y aunque usaba las dos manos y Laurie una sola, los remos guardaban buen ritmo y el bote se deslizaba suavemente por el agua.
—¡Qué bien andamos los dos juntos!, ¿eh? —dijo Amy, que en ese momento consideraba peligroso guardar silencio.
—Tan bien que me gustaría que continuáramos siempre remando en el mismo bote. ¿Lo quieres así, Amy? —preguntó tiernamente.
—Sí, Laurie —respondió ella muy por lo bajo.
Pararon de remar e, inconscientemente, añadieron un bonito cuadro de amor y felicidad humanos a los bellos paisajes que se disolvían reflejados en el agua del lago.
+ El matrimonio es una gran cosa, después de todo. Me intriga saber si yo prosperaría como tú si me animara a probarlo —decía Jo mientras construía una cometa para Demi en la revuelta «nursery».
—Es justamente lo que necesitas para que salga a luz la mitad tierna y femenina de tu naturaleza, Jo.
+ Es hermoso ser amada como me quiere Laurie.
No se pone sentimental ni dice muchas cosas, pero lo veo y lo siento en todo lo que hace y dice y me hace tan feliz y tan humilde que no parezco la misma chica de antes. Nunca supe hasta ahora lo tierno, lo generoso, lo bueno que es, porque me deja que le lea el corazón y lo encuentro lleno de impulsos nobles... de esperanzas, de propósitos y me pone muy orgullosa saber que ese corazón es mío. ¡oh, mamá, nunca creí que este mundo pudiese ser tan parecido al cielo cuando dos personas se quieren y viven uno para el otro.»
+ Rara vez sucede que semejante perspectiva atraiga a nadie. Los treinta años parecen a la muchacha de veinticinco el final de todo lo agradable del mundo, aunque no es, ni con mucho, tan calamitoso como parece. A los veinticinco años las muchachas comienzan a hablar de quedarse solteras, aunque secreta-mente resuelven que eso no sucederá; a los treinta ya no hablan del asunto, sino que aceptan el hecho con toda tranquilidad, y si son sensatas se consuelan pensando que todavía les quedan veinte años más en que pueden ser útiles y aun felices si saben aprender a envejecer con gracia y decoro. No os riáis nunca de las solteronas, chicas queridas, pues a menudo hay romances muy tiernos —o trágicos— escondidos en aquellos corazones. Aun las pobres solteronas tristes y agriadas deben ser tratadas con bondad, precisamente porque a ellas les faltó la parte más dulce de la vida de una mujer.
+ La tierra no tiene tristeza que el cielo no pueda curar...
+ Los pobres de solemnidad siempre son ayudados, pero los pobres vergonzantes la pasan mal porque se resisten a pedir y la gente no se anima a ofrecerles nada por miedo de ofenderlos, pero hay mil maneras de ayudarlos si uno sabe cómo hacerlo en forma delicada. No es inteligente dejar legados cuando uno se muere sino utilizar el dinero con prudencia mientras uno está vivo y disfrutar la satisfacción de hacer felices con él a otras personas.
+ Los paseantes los creyeron un par de chiflados, pues ambos se olvidaron completamente del ómnibus y siguieron caminando con toda calma, olvidados de la oscuridad que se acentuada y de la niebla que los iba envolviendo. Poco se les importaba lo que los demás pensaran, pues disfrutaban de esa hora feliz que rara vez le llega a nadie más de una vez en la vida, ese momento mágico que otorga la juventud al viejo, belleza al feo, riqueza al pobre y anticipa a los corazones humanos un estado precelestial. El profesor parecía haber conquistado un reino y el mundo ya no tenía nada que ofrecerle en cuanto a bienaventuranza, mientras que Jo, penosamente a su lado, tenía la seguridad de que aquel había sido siempre su sitio y se preguntaba de qué modo podría nunca haber escogido otro destino.
+ «Tiene una pena, se siente sola, encontraría consuelo en un cariño verdadero y yo tengo un corazón lleno de amor para ella».
Iré a decirle: «Si esto es poca cosa para dar, a cambio de lo que espero recibir, tómalo, en nombre de Dios».
+ Pues yo me alegro mucho de que seas pobre, no podría soportar a un marido rico —dijo Jo, decidida, añadiendo más bajo—: no le temo a la pobreza, la he conocido demasiado tiempo para encontrar alegría en trabajar para aquellos a quienes amo. Y ¡no te llames viejo! Cuarenta años es la plenitud de la vida y no podría menos que quererte aunque tuvieses setenta.
+ —Ah, Jo querida, me das tanto valor y esperanza y yo no tengo nada que darte en cambio, más que un corazón pleno y estas manos vacías —dijo, entonces completamente vencido por la emoción.
Jo no aprendería nunca a portarse con corrección, pues cuando su Fritz dijo eso ahí parado en los escalones de entrada, ella puso ambas manos en las de él, murmurándole tiernamente: «Ahora no están vacías», y se inclinó para besarlo bajo el paraguas.
+ —Estoy convencida de que las familias son las cosas más bellas del mundo —estalló Jo—. Cuando tenga la mía propia espero que ella sea tan feliz como las tres que conozco y que más quiero. Si Juan y mi Fritz estuviesen aquí esto sería el cielo en la tierra —añadió.
+ Conmovida profundamente, la señora de March sólo pudo extender los brazos como para abarcar a todos, hijos y nietos, en un mismo abrazo, diciendo con voz llena de maternal gratitud y humildad:
—¡Oh, hijas mías, por más largo tiempo que vivan, no podré desearles mayor felicidad que la del presente día!