martes, 6 de marzo de 2012

Libro 10. La rebelión de los aguiluchos. Jean Plaidy.


Ya les comenté que amo mi e-book reader?? Pues si! Lo amo! Y en esta ocasión me permitió leer este libro que me encantó.

Es el segundo de la saga los reyes plantagenet y pues no les voy a contar mucho porque mi amiga bibliobulimica hizo una reseña fabulosa del libro aquí

Pues a mí me gusta la historia inglesa… yo creo que en otra vida viví en esas épocas… y pues me transporta a las campiñas, a los castillos… la verdad es que estos libros están escritos de una forma muy descriptiva y realmente imagino los jardines, los paisajes… hay me muero de ganas de ir a Inglaterra!!!

Como estoy planeando mi viaje a Europa para el año que entra (espero que ahora si se me haga) estoy muy interesada en terminar de leer todas estas sagas que tengo de historia inglesa y francesa para que no me digan y no me cuenten… y llegar a los castillos, iglesias y ver monumentos y decir… ahh yo sé quien fue Enrique II, por lo pronto apunté en mi itinerario de viaje visitar la pequeña ciudad de Canterbury.

Algo fabulo de leer cerca de una compu es que hablan de un castillo o lugar, lo googleo y veo fotos, leo algo de historia y pues mi imaginación vuela vuela…. Me encanta!

citas:
"—Rendir homenaje es una ceremonia que tiene dos aspectos —dijo el rey de Francia—. El caballero jura servir a su amo, y el amo jura proteger a su caballero. Quizá tu padre no desea dar su palabra de que te protegerá."

"Enrique había muerto... ese joven brillante y hermoso ya no existía. Eso era lo que su sueño le había anunciado. Había muerto mientras batallaba contra su padre. Era una terrible historia de odio, traición y deslealtad. Supo que él había saqueado santuarios sacros; que había asolado las aldeas, y que la gente huía cuando él y sus soldados se acercaban. Y el fin... ese terrible fin... cuando la fiebre lo había dominado, y había llegado la muerte. Se había arrepentido en su lecho de muerte, un lecho de cenizas, con una piedra por almohada. Pensó: Hijo mío. Oh, Dios mío, ¿en qué nos equivocamos'' ¿Por qué lo preguntaba? En realidad, lo sabía. Estos hijos se habían alimentado de odio, rodeados de los sentimientos violentos de un padre sensual y una madre vengativa.
Nos ocupamos de nosotros mismos, se dijo con un sentimiento de reproche. No nos moderamos. Nos obsesionaban nuestras propias personas, y no nos detuvimos a pensar qué estábamos haciendo a nuestros hijos."

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