martes, 28 de agosto de 2012

Libro 23. Jesús me quiere. David Safier


este libro se me hizo muy gracioso sobre todo la primera mitad, los diálogos y como se iba desarrollando la historia se me hacia sencillamente hilarante y me reí mucho, mucho mucho
cuenta la historia de una chica que por casualidad conoce a Jesús, que está en la tierra porque viene a cumplir el juicio final y el apocalipsis pero antes de destruir la tierra quiere pasar unos días viendo como vivimos ahora y disfrutar de su pasatiempo favorito: la carpintería, casualmente conoce a María que se convierte en la posible salvadora del mundo cuando se enamoran…. es un argumento simplemente tan diferente y fuera de este mundo que no podía hacer mas que reírme… la aparición del resto de los personajes como Dios, el ángel Gabriel, el diablo y hasta las referencias a la “ex” María Magdalena son geniales….
sin embargo la segunda mitad del libro se me hizo muy flojo y aburridon, además de que un poco apresurado, como que ya quería terminar el libro y no sabia como… es un libro bueno a secas…
cuotes:
+ Así pues, fui a hablar con Gabriel y, con lágrimas en los ojos, le pregunté: «¿Cómo puede haber un dios si en el mundo hay cosas tan vomitivas como las penas de amor?»
—¿Recuerdas qué te contesté? —preguntó Gabriel.
—Dios permite las penas de amor porque ha dado libre albedrío al hombre —repliqué, recitando un poco de carrerilla
+ Kata se limitó a esbozar una sonrisa burlona. No era ni una décima parte tan quejica como yo. Mientras que yo me quejaba sólo con que se me rompiera una uña del pie, ella no se quejó ni una sola vez cuando, casi cinco años atrás, tuvo un tumor en la cabeza. O, como ella decía, «la oportunidad de descubrir quiénes eran sus verdaderos amigos»
+ Primero me vinieron a la cabeza las tonterías que decíamos de adolescentes en las clases de confirmación: «Eh, Jesús, ¿qué haces tú por aquí?», «Ya ves, Pablo, colgado como siempre»
+—Gabriel ya conocía a mi madre. Le anunció que yo nacería —contestó Joshua. Aquella afirmación era desconcertante. ¿Había tenido Gabriel en sus manos el test de embarazo de la madre de Joshua? Y, si era así, ¿por qué? No era ginecólogo. Y menos aún en Palestina. ¿Tendría algo con la madre?
+ No te inquietes por el mañana, porque el día de mañana ya tendrá sus propias inquietudes —dijo Joshua-
+ Los ángeles sabían de siempre que Dios tenía un curioso sentido del humor, pero hasta entonces el sentido del humor de Dios no se había desplegado en toda su amplitud para Gabriel: que la gente practicara el sexo siguiendo el principio de darle al serrucho era una broma exquisita del Todopoderoso
+ Al llegar a casa, me bullía la cabeza: Joshua me había hablado de otra mujer; entonces ¿podía ser homosexual? Pero, por otro lado, seguro que los palestinos lo tienen difícil para salir del armario, puede que tan difícil como para ser futbolistas profesionales. A lo mejor allí, cuando quieren quitarse de encima a una mujer, prefieren decirle «Soy Jesús» a «Me gusta ponerme ropa interior de color rosa»
+ En momentos melancólicos como ése, Gabriel estaba convencido de que el amor tenía más desventajas que ventajas. Y de que Dios quizás pasaba por una mala racha cuando inventó el amor, tan imperfecto como era.
Sí, claro, el Todopoderoso nunca tenía una mala racha, eso lo sabía él, un antiguo ángel, pero no había otro modo de explicar la nostalgia que le provocaba el amor. ¿Qué sentido tenía?
Era como un ardor de estómago. No alcanzaba a comprender el misterio divino que se ocultaba detrás.
+ Al cabo de un cuarto de hora, quitamos la película y miramos La última tentación de Cristo, de Martin Scorsese. Me gustó mucho más que las dos anteriores: en ésta, Jesús era de verdad un hombre. Vale, un hombre neurótico. Pero un hombre. ¿Quién no acabaría así con un padre tan dominante
+ ¿Cómo... cómo soportaste el dolor? —pregunté. Me preocupaba demasiado para callármelo.
Joshua siguió contemplando el cielo, no quería abordar el tema. Por lo visto, yo, tonta de mí, realmente me había extralimitado con esa pregunta. Estaba a punto de volver a atizarme en la cabeza, cuando Joshua contestó:
—Mi fe en Dios me ayudó a soportarlo todo
+ —El tiempo que pierdes con tus miedos, no lo recuperas nunca —me dijo Kata lacónicamente

3 comentarios:

  1. De este autor no he leído aún nada aunque tengo pendiente Maldito karma, si me gusta me animaré con este que no me llama tanto
    besos

    ResponderEliminar
  2. Se lee interesante y gracioso pero es uno de esos libros que no leería.


    Saludos

    ResponderEliminar
  3. Ah orale, no entendí ¿Jesús se hizo novio de la chava? Eso sería padre jaja.

    Por cierto, el argumento es muy parecido a Dios vuelve en una Harley, de Joan Brady (mi libro favorito, por cierto). te pintan a Dios como un chavo buenote, guapote, con facha de motociclista rockero y que le deja grandes lecciones de vida a la chava. Te lo recomiendo.

    ResponderEliminar